viernes, 6 de junio de 2014

DIA 14. OURENSE --- SILLEDA

Distancia: 70 km


Hoy salimos pronto del albergue, porque a las 8.00 hrs: todos fuera. Hemos ido a por las bicicletas que las guardaron en un garaje de un bar de al lado. Es increible que con lo grande que es el monasterio no tengan sitio para guardalas y que tengamos que pagar para hacerlo. Por lo menos, la camarera era majísima, así que después del desayuno, a pedalear.


La salida de Ourense es de órdago ya que esta ciudad se encuentra en la falda de un grupo de montañas. En 2 km hemos pasado una diferencia de desnivel de 200 m, pero lo hemos hecho andando porque la inclinación era importante e incluso me costaba empujar la bici.


La lluvia nos ha dado de tregua hasta que ibamos por mitad cuesta y cuando hemos llegado a la mitad de esta nos hemos puesta el chubasquero. El camino, al principio, seguía por la carretera pero lugeo se internaba en los bosques, sin embargo hemos seguido por asfalto porque estaba muy mojado y teniamos miedo a caer.
El camino por carretera se hace muy monótono. Los sube y baja son constantes y cuando subimos se abre el carril de aceleración desapareciendo el arcén. Los coches pasan a bastante velocidad sin embargo la mayoría respetan las distancias.




El día es frio, como viene siendo la norma en los últimos días. Las piernas no duelen como ayer y por lo menos durante las subidas vamos ligeros, o todo lo ligeros que podemos. Durante las bajadas cogemos velocidad en carretera y a la vez el frío se adentra en nuestro cuerpo, las puentas de los dedos y de los pies están insensibles y dolorosas a la vez. Con la velocidad el agua de las ruedas salta sobre nuestra cara y la lluvia también nos moja más, así que hoy, solo hoy, prefiero las subidas a las bajadas.
Mi mirada está fija sobre la carretera sin importarme el paisaje de alrededor, solo quiero llegar y meterme en un sitio caliente.
Consultamos la meteorología en el móvil mientras nos tomamos un café con leche para intentar que el
cuerpo entre en calor (hace unos días buscabamos helados para refrescarnos, hoy no se nos ocurre!), según éste a las 12. 00 hrs va a parar de llover y vamos a tener una hora hasta que retorne la lluvia. Y así lo esperamos en la cafetería de la carretera próxima a Cea, y media hora antes de lo indicado la lluvia cesa. Salimos del sitio pitando pues con un poco de solo y sin lluvia todo se ve de otro color. Pedaleamos y pedaleamos  y a las 2.30 hrs vuelve el infierno, que es abundante y nos obliga de nuevo a parar. Lo hacemos en un albergue del camino donde nos resguardamos y preguntamos donde podemos ir a comer. En cuanto para, salimos hacia el lugar recomendado.
Comemos eun un bar situado en el Alto de Dozón, una comida que más bien sería de final de etapa, deliciosa a la vez que abundante. ¿Quien pedalearía más tarde? Menos mal que al inicio todo era bajada, así que has sido una gozada y con un poco de sol y la tripita llena, volveríamos a disfrutar del paisaje verde gallego, de sus vacas y pueblos característicos.



Los últimos kilómetros los hacemos por camino adentrandonos en los bosques mágicos Gallegos con sus árboles centenarios y todo verde por la gran humedad que albergan. El suelo es como una alfombra llena de hojas y aunque en ocasiones hay que bajar de la bici por el mal estado (piedras y agua, fundamentalmente) recorrerlos siempre merece la pena.




Llegamos pronto a Silleda y cuando lo hacemos empieza a  caer un chaparrón importante pero estamos cerca del hostal así que no paramos a contemplar el cielo.




Llegamos al hostal, nos duchamos y caemos en la cama rendidos, y para cenar únicamente tomamos un café con leche y nos metemos de nuevo al sobre.

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